Tumores Digestivos

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Tumores Digestivos

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Cáncer anal

  • Los factores de riesgo del cáncer anal incluyen algunas infecciones de transmisión sexual.
  • Los síntomas característicos son hemorragia al evacuar, dolor y a veces prurito alrededor del ano.
  • Para verificar el diagnóstico se realiza un examen manual (tacto rectal), una sigmoidoscopia o colonoscopia y una biopsia.
  • El tratamiento puede incluir solo cirugía, una combinación de radioterapia y quimioterapia, o bien radioterapia y cirugía.

El cáncer anal se desarrolla en las células de la piel que rodean al ano o en el revestimiento de la zona de transición entre el ano y el recto (el conducto anal). A diferencia del recto y del intestino grueso, donde el cáncer es casi siempre un adenocarcinoma, el cáncer del ano es principalmente un carcinoma de células escamosas. El cáncer anal aparece en alrededor de 8590 personas en los Estados Unidos cada año, y causa más de 1350 muertes anuales. El cáncer anal es más frecuente en las mujeres.

Los factores de riesgo para el cáncer anal son:

  • Infección por virus del papiloma humano (VPH) verrugas genitales
  • Sexo anal receptivo
  • Fístulas crónicas
  • Haber recibido radioterapia en la piel anal
  • Leucoplasia
  • Infección por linfogranuloma venéreo
  • Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
  • Tabaquismo

Síntomas del cáncer anal Las personas con cáncer anal con frecuencia experimentan hemorragia con las deposiciones, dolor y a veces prurito alrededor del ano. En torno al 25% de las personas con cáncer anal no presentan síntomas. En este caso, el cáncer se diagnostica únicamente durante una exploración rutinaria.

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Cáncer colorrectal

  • Los antecedentes familiares y algunos factores de la dieta (poca fibra, muchas grasas) aumentan el riesgo de padecer cáncer colorrectal.
  • Los síntomas característicos incluyen hemorragia durante la deposición, fatiga y debilidad.
  • Es importante realizar pruebas de cribado en las personas mayores de 50 años.
  • Con frecuencia se utiliza la colonoscopia para hacer el diagnóstico.
  • El cáncer detectado en fases tempranas suele ser curable en la mayoría de los casos.
  • Generalmente se realiza cirugía para la extirpación del cáncer.

Casi todos los tumores malignos del intestino grueso y del recto (colorrectales) son adenocarcinomas, que se desarrollan a partir del revestimiento del intestino grueso (colon) y el recto. El cáncer colorrectal suele empezar como un crecimiento en forma de botón en la superficie intestinal o rectal denominado pólipo. A medida que el cáncer crece, empieza a invadir la pared del intestino o del recto. También puede invadir los ganglios linfáticos cercanos. Dado que la sangre de la pared intestinal y en gran parte del recto circula hacia el hígado, el cáncer colorrectal puede diseminarse (metastatizar) hacia el hígado después de haber alcanzado los ganglios linfáticos.

En los países occidentales, el cáncer de intestino grueso y de recto es uno de los tipos más frecuentes y la segunda causa de muerte por cáncer. La incidencia de cáncer colorrectal comienza a aumentar de forma significativa entre los 40 y los 50 años de edad aproximadamente. Por ejemplo, cada año, unas 147 950 personas en los Estados Unidos desarrollan cáncer colorrectal y en torno a 53 200 mueren por esta causa.

El cáncer colorrectal es ligeramente más común en hombres que en mujeres. Alrededor del 5% de las personas con cáncer de colon o de recto tienen cáncer en dos o más lugares del colon y del recto sin que parezca que se trate de la extensión del cáncer de un sitio a otro.

Las personas con antecedentes familiares de cáncer colorrectal presentan mayor riesgo de desarrollar este tipo de tumores. Los antecedentes familiares de pólipos adenomatous intestinales también aumentan el riesgo de cáncer colorrectal.

De igual modo, las personas con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn del colon tienen mayor riesgo. Este riesgo se relaciona con la edad de la persona en el momento en que aparece la enfermedad, la cantidad de intestino o recto afectados y el tiempo que hace que la persona padece la enfermedad.

Las personas con riesgo más alto tienden a consumir una dieta rica en grasas, proteínas animales, así como carbohidratos refinados y bajos en fibra. También influyen factores como una mayor exposición al aire y al agua contaminados, sobre todo con sustancias industriales que producen cáncer (carcinógenos).

El síndrome de Lynch (carcinoma colorrectal hereditario no polipósico [CCHNP]) El síndrome de Lynch procede de una mutación genética hereditaria que provoca el cáncer colorrectal en el 70 u 80% de las personas que la poseen. Las personas con síndrome de Lynch suelen desarrollar cáncer colorrectal antes de los 50 años. Presentan también un mayor riesgo de sufrir otros tipos de cáncer, sobre todo de endometrio y ovario, pero también de estómago, intestino delgado, vías biliares, cáncer renal y de uréter.

Síndrome de poliposis MUTYH El síndrome de poliposis MUTYH es un trastorno genético muy poco frecuente que supone una causa poco habitual de cáncer colorrectal. Se debe a mutaciones genéticas en el gen MUTYH. Más de la mitad de las personas que tienen este síndrome desarrollan un cáncer colorrectal a partir de los 60 años. También tienen un mayor riesgo de desarrollar otros tipos de cáncer, como por ejemplo otros cánceres del tubo digestivo y de los huesos, o bien cáncer de ovarios, vejiga, tiroides y piel.

Síntomas del cáncer colorrectal El cáncer colorrectal crece lentamente y no causa síntomas durante mucho tiempo. Estos dependen del tipo de tumor, así como de su localización y extensión.

Los únicos síntomas del enfermo pueden ser cansancio y debilidad resultantes de una hemorragia oculta (hemorragia no visible a simple vista).

Un tumor en el colon izquierdo (descendente) puede causar obstrucción en una fase más temprana, ya que el colon izquierdo tiene un diámetro menor y la deposición es semisólida. La persona puede acudir al médico por sufrir retortijones o intensos dolores abdominales y estreñimiento.

Un tumor en el colon derecho (ascendente) no causa una obstrucción hasta una etapa avanzada del cáncer, ya que el colon ascendente tiene un gran diámetro y el contenido que fluye por él es líquido. Por lo tanto, en el momento en que el tumor es descubierto, puede ser mayor que un tumor en el lado izquierdo.

La mayoría de tumores malignos de colon sangran, por lo general, lentamente. Las heces pueden estar manchadas o mezcladas con sangre, pero a menudo, la sangre no se ve. El síntoma más frecuente de cáncer rectal es la hemorragia durante la deposición. Cuando hay una hemorragia a través del recto, incluso si se sabe que la persona tiene hemorroides o una enfermedad diverticular, el médico debe considerar el cáncer como un posible diagnóstico. Las evacuaciones dolorosas y la sensación de vaciamiento incompleto del recto después de evacuar, son otros síntomas del cáncer rectal. Puede ser doloroso sentarse, pero por lo demás la persona no suele sentir dolor por el cáncer en sí mismo a menos que se extienda a tejidos vecinos al recto.

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Cáncer de esófago

  • El cáncer de esófago desarrollarse en las células que recubren la pared del esófago (el conducto que conecta la garganta con el estómago).
  • El tabaco y el alcohol, las infecciones por el virus del papiloma humano y algunos trastornos esofágicos son los principales factores de riesgo para determinados tipos de cáncer de esófago.
  • Los síntomas característicos incluyen dificultad para tragar, pérdida de peso y, más tarde, dolor.
  • El diagnóstico se basa en la endoscopia.
  • A menos que se descubra en una fase temprana, casi todos los casos de cáncer de esófago son mortales.
  • La cirugía, la quimioterapia y otras terapias diversas pueden aliviar los síntomas.

Los tipos más comunes de cáncer de esófago se desarrollan en las células que recubren la pared del esófago e incluyen

  • El carcinoma de células escamosas es más frecuente en la parte superior del esófago.
  • El adenocarcinoma suele aparecer en la parte inferior.

Estos tipos de cáncer pueden presentarse como un estrechamiento (constricción) del esófago, un bulto, una zona plana anómala (placa) o una conexión anómala (fístula) entre el esófago y las vías respiratorias.

Los tipos menos frecuentes de cáncer de esófago incluyen los leiomiosarcomas (cáncer del músculo liso del esófago) y el cáncer metastásico (cáncer que se ha extendido desde otra región del organismo).

Cada año en Estados Unidos se estima un número de 18 440 casos de cáncer de esófago y de 16 170 muertes por esta causa. Tanto el carcinoma de células escamosas como el adenocarcinoma son más frecuentes en hombres que en mujeres. El carcinoma de células escamosas es más frecuente en personas de ascendencia africana, mientras que el adenocarcinoma es más frecuente en las de ascendencia caucásica. El carcinoma de células escamosas es el cáncer de esófago más frecuente en todo el mundo, aun así, la frecuencia de adenocarcinoma ha aumentado rápidamente en Estados Unidos y ahora es el tipo más frecuente, especialmente entre los hombres blancos.

Síntomas del cáncer de esófago En las fases iniciales, el cáncer de esófago puede pasar inadvertido. El primer síntoma del cáncer de esófago suele ser la dificultad para deglutir alimentos sólidos, que se desarrolla a medida que el cáncer crece y estrecha el esófago. Varias semanas más tarde, aparece dificultad para tragar alimentos blandos y posteriormente, líquidos y la saliva. La pérdida de peso es frecuente, incluso cuando la persona continúa comiendo bien. La persona afectada puede tener dolor torácico que irradia a la espalda.

A medida que el cáncer progresa, frecuentemente invade varios nervios y otros tejidos y órganos. El tumor puede comprimir el nervio que controla las cuerdas vocales, lo que puede causar ronquera. La compresión de los nervios circundantes puede causar dolor en la columna vertebral, parálisis del diafragma e hipo. El cáncer suele extenderse hacia los pulmones, donde puede causar ahogo, y hacia el hígado, donde puede producir fiebre y distensión abdominal. Si se disemina a los huesos puede causar dolor. Si se disemina al cerebro puede causar dolor de cabeza, confusión y convulsiones. La extensión al intestino puede causar vómitos, sangre en las heces y anemia por carencia de hierro. Con frecuencia, la diseminación a los riñones no produce síntomas.

En las fases finales, el cáncer puede obstruir completamente el esófago. La deglución se vuelve imposible, haciendo que se acumulen secreciones en la boca, lo cual puede ser muy angustiante.

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Cáncer de páncreas

  • Entre los factores de riesgo de cáncer pancreático están el tabaco, la pancreatitis crónica, ser hombre, tener ascendencia africana y, posiblemente, la diabetes de larga duración.
  • Los síntomas característicos son dolor abdominal, pérdida de peso, ictericia y vómitos.
  • Las técnicas de diagnóstico son la tomografía computarizada o la resonancia magnética nuclear seguidas de una ecografía endoscópica.
  • El cáncer de páncreas suele ser mortal.
  • La cirugía puede curar a las personas afectadas cuyo cáncer no se ha extendido.

El páncreas es un órgano situado en la parte superior del abdomen. Produce jugos digestivos que se secretan en el tracto digestivo. Además, el páncreas produce la insulina, que ayuda a controlar la utilización del azúcar sanguíneo (la glucosa). Alrededor del 95% de los tumores cancerosos (malignos) del páncreas son adenocarcinomas. Los adenocarcinomas, por lo general, se originan en las células glandulares que revisten el conducto pancreático. La mayoría de los adenocarcinomas se producen en la cabeza del páncreas, la parte más cercana al primer segmento del intestino delgado (duodeno).

La frecuencia del adenocarcinoma de páncreas ha ido en aumento en los países de nuestro entorno; así, por ejemplo, en los Estados Unidos afecta a unas 57 600 personas cada año y causa unas 47 050 muertes. El adenocarcinoma no suele desarrollarse antes de los 50 años. La media de edad en el momento del diagnóstico es de 55 años.

Entre los factores de riesgo de cáncer de páncreas se incluyen:

  • Tabaquismo
  • Pancreatitis crónica
  • Obesidad
  • Sexo masculino
  • Ascendencia africana

Estos tumores son casi dos veces más frecuentes en varones. El adenocarcinoma de páncreas es de 2 a 3 veces más frecuente en los fumadores que en los no fumadores. Las personas con pancreatitis crónica también tienen mayor riesgo. Las personas que tienen familiares con la enfermedad pueden presentar mayor riesgo. La diabetes de larga duración puede ser un factor de riesgo. El consumo de alcohol y de cafeína no parecen ser factores de riesgo.

Tipos infrecuentes de cáncer pancreático

El cistoadenocarcinoma de páncreas es un tipo poco frecuente de cáncer pancreático que se desarrolla a partir de un tumor benigno lleno de líquido, llamado cistoadenoma. Por lo general, ocasiona un dolor en la parte alta del abdomen y puede crecer y aumentar de tamaño lo suficiente como para palparse a través de la pared abdominal. El diagnóstico suele realizarse con un tipo especial de tomografía computarizada (TC) del abdomen o por resonancia magnética (RMN). Solo el 20% de las personas con este cáncer tienen tumores que han metastatizado (diseminado) en el momento de la cirugía. Por lo tanto, el cistoadenocarcinoma tiene mucho mejor pronóstico que el adenocarcinoma. Si el cáncer no se ha extendido y se extirpa quirúrgicamente todo el páncreas, la persona tiene un 65% de probabilidades de sobrevivir al menos 5 años.

El papiloma mucinoso intraductal es un tipo de tumor pancreático poco frecuente que se caracteriza por la dilatación del conducto pancreático principal, producción excesiva de moco, episodios recurrentes de pancreatitis y dolor ocasional. El diagnóstico se realiza mediante TC y, a veces otras pruebas de diagnóstico por la imagen. Estos tumores pueden evolucionar hacia un cáncer, pero como las pruebas diagnósticas no pueden distinguir entre las formas cancerosas y no cancerosas, la cirugía es la mejor opción de diagnóstico y tratamiento para las personas en quienes se sospecha la existencia de este tipo de tumor. Con la cirugía, las personas con tumores benignos tienen una probabilidad mayor del 95% de sobrevivir a los 5 años. Las personas con tumores cancerosos tienen una probabilidad del 50 al 75% del sobrevivir a los 5 años.

Síntomas del cáncer pancreático El adenocarcinoma del cuerpo (zona central del páncreas) o de la cola del páncreas (la parte más alejada del duodeno) generalmente no causa síntomas hasta que el tumor es grande. Por lo tanto, en el momento del diagnóstico, el tumor ya se ha diseminado fuera del páncreas (ha metastatizado) en el 90% de los casos. Con el tiempo, la mayoría de las personas sufren dolor abdominal superior intenso que también se puede sentir en la mitad de la espalda. El dolor puede aliviarse doblándose hacia adelante o colocándose en posición fetal. La pérdida de peso es frecuente.

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Cáncer del intestino delgado

  • El síntoma más frecuente es la sangre en las heces, pero a veces, el cáncer obstruye el intestino y causa dolor abdominal espasmódico y vómitos.
  • El diagnóstico se basa en distintas técnicas de exploración intestinal, incluidas la enteroclisis, la endoscopia, y la radiografía con contraste de bario.
  • La extirpación quirúrgica es la mejor forma de tratamiento.

Los tumores cancerosos (malignos) en el intestino delgado son muy poco frecuentes; en Estados Unidos se detectan cada año en aproximadamente 11.110 personas y causan alrededor de 1700 muertes. El adenocarcinoma es el tipo más frecuente de cáncer en el intestino delgado. Los adenocarcinomas se desarrollan en las células glandulares del revestimiento interno del intestino delgado. Las personas que padecen enfermedad de Crohn del intestino delgado son más propensas que otras a desarrollar un adenocarcinoma.

Tipos poco frecuentes de cáncer del intestino delgado

ELos tumores carcinoides (también denominados tumores neuroendocrinos) se pueden desarrollar a partir de las células glandulares que tapizan el intestino delgado. Estos tumores con frecuencia secretan hormonas que producen diarrea y enrojecimiento de la piel. Algunos tumores se pueden extirpar quirúrgicamente. Los tumores que se han diseminado se pueden controlar con ciertos medicamentos, como la somatostatina o el everolimus, o con un tratamiento que consiste en el uso de un análogo a la somatostatina radiactivo administrado por vena (terapia con péptidos marcados con radionúclidos o PRRT, por sus siglas en inglés). La quimioterapia y otros tipos de fármacos ayudan a veces a controlar los síntomas causados por los tumores carcinoides.

El linfoma (cáncer del sistema linfático) se puede desarrollar en la porción central (yeyuno) o distal (íleon) del intestino delgado, y puede ocasionar rigidez o alargamiento de un segmento intestinal. Este cáncer es más frecuente entre personas con enfermedad celíaca no tratada. La quimioterapia y la radioterapia ayudan a controlar los síntomas y, a veces, prolongan la supervivencia.

Los leiomiosarcomas (cáncer derivado de las células musculares lisas) se originan en la pared del intestino delgado. La quimioterapia puede prolongar ligeramente la supervivencia tras la cirugía de extirpación de los leiomiosarcomas.

El sarcoma de Kaposi es un tipo de cáncer de piel que puede afectar a los órganos internos y a veces ocurre en personas con SIDA debida a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El sarcoma de Kaposi puede aparecer en cualquier parte del tracto digestivo, pero generalmente en el estómago, intestino delgado o colon. Este cáncer no suele provocar síntomas en el tubo digestivo, pero se puede producir sangrado, diarrea e intususcepción (un segmento del intestino se desliza dentro de otro, como las partes de un tubo telescópico). El tratamiento del sarcoma de Kaposi depende de la ubicación del cáncer, pero puede incluir cirugía, quimioterapia y radioterapia.

Síntomas del cáncer del intestino delgado El adenocarcinoma puede causar hemorragia en el intestino, que se evidencia como sangre en las heces y obstrucción, lo que puede a su vez causar dolor abdominal con retortijones, distensión del abdomen y vómitos. A veces los tumores malignos del intestino delgado causan intususcepción.

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Cáncer de estómago

  • La infección por Helicobacter pylori es un factor de riesgo de tumores malignos de estómago.
  • Los síntomas característicos son un malestar abdominal vago, pérdida de peso y debilidad.
  • El diagnóstico incluye endoscopia y biopsia.
  • La tasa de supervivencia es baja porque el cáncer tiende a diseminarse en fases tempranas a otros puntos.
  • La cirugía se realiza para extirpar el cáncer o aliviar los síntomas.

Alrededor del 95% de los casos de cáncer de estómago son adenocarcinomas. Los adenocarcinomas del estómago se originan a partir de las células glandulares del revestimiento gástrico.

En Estados Unidos, el cáncer de estómago afecta anualmente a unas 27 600 personas y es responsable de casi 11 010 muertes al año. En los Estados Unidos, su incidencia es mayor en ciertos segmentos de poblaciones: personas mayores de 50 años, personas de ascendencias africana, latinoamericana e india americana. Por razones desconocidas, la incidencia del adenocarcinoma de estómago está disminuyendo en Estados Unidos. A nivel mundial, el cáncer de estómago es el segundo tipo de cáncer más frecuente. Es mucho más frecuente en Japón, China, Chile e Islandia. En estos países, los programas de cribado son un medio importante para la detección precoz del cáncer.

Tipos de cáncer de estómago poco frecuentes

El linfoma es un cáncer del sistema linfático que puede desarrollarse en el estómago. Se cree que la infección por Helicobacter pylori, que es una de las causas de las úlceras gástricas, está implicada en el desarrollo de algunos linfomas estomacales. Las personas con linfoma estomacal que sufren una infección activa por H. pylori reciben tratamiento con antibióticos o bien radioterapia. La cirugía y la quimioterapia se usan con menos frecuencia. El linfoma de estómago responde mejor al tratamiento que el adenocarcinoma. Es posible alcanzar una mayor supervivencia, e incluso la curación.

El leiomiosarcoma (cáncer derivado de las células musculares lisas) puede aparecer en la pared del estómago. También se denomina tumor de células fusiformes. Se trata mejor con cirugía. Si en el momento del diagnóstico el cáncer ya se ha extendido (metastatizado) hacia otras partes del organismo, la quimioterapia solo consigue alargar ligeramente la supervivencia. Se ha descubierto que el fármaco imatinib es eficaz en el tratamiento del leiomiosarcoma que no puede tratarse con cirugía.

Factores de riesgo del cáncer de estómago

El adenocarcinoma de estómago comienza a menudo en una zona donde el revestimiento gástrico está inflamado. La infección por Helicobacter pylori es un factor de riesgo de tumores malignos de estómago. Las personas que tienen ciertas mutaciones genéticas también presentan riesgo, así como las personas con gastritis atrófica autoinmunitaria. Los pólipos gástricos pueden volverse cancerosos (malignos), por lo que deben extirparse. Es más probable que se desarrolle adenocarcinoma de estómago si los pólipos están formados por células glandulares, si son mayores de 2 cm o si existen muchos pólipos. El cáncer gástrico difuso hereditario es un trastorno hereditario poco común que aumenta el riesgo en una persona de desarrollar cáncer de estómago. Está causada por una mutación en un gen determinado. Las personas afectadas suelen desarrollar cáncer de estómago a una edad temprana (edad promedio de 38 años). Las mujeres afectadas también corren un alto riesgo de desarrollar cáncer de las glándulas productoras de leche (carcinoma lobulillar de la mama). Las personas que han tenido cáncer de estómago, carcinoma lobulillar de la mama o ambos o con numerosos familiares que han padecido estos cánceres, deben recibir asesoramiento y pruebas genéticas, especialmente si estos cánceres se diagnosticaron antes de los 50 años de edad. Se postuló que ciertos factores de la alimentación influían en la aparición del adenocarcinoma de estómago. Entre estos factores se incluían una alta ingestión de sal, carbohidratos, ciertos conservantes llamados nitratos (con frecuencia presentes en alimentos ahumados) y bajo consumo de frutas y verduras de hojas verdes. Aunque no se ha demostrado que ninguno de estos factores sea causal, se ha descrito un vínculo directo entre el consumo de carne procesada y el cáncer de estómago. Fumar es un factor de riesgo para el cáncer de estómago. Las personas que fuman pueden no responder tan bien al tratamiento.

Síntomas del cáncer de estómago

En las etapas iniciales, los síntomas de cáncer de estómago son vagos y con frecuencia se pasan por alto. Los primeros síntomas pueden ser parecidos a los de una úlcera gastroduodenal, con dolor abdominal y ardor. Por lo tanto, los síntomas de úlcera péptica que no se resuelven con el tratamiento pueden indicar un cáncer de estómago. La persona afectada puede notar una sensación de saciedad con pequeñas comidas (saciedad precoz).

Los afectados pueden empezar a sentirse llenos después de comer antes de lo normal. Es posible que experimenten una pérdida de peso o debilidad, resultado de la dificultad para comer o por la incapacidad para absorber determinadas vitaminas y minerales. La anemia, caracterizada por cansancio, debilidad y aturdimiento, puede deberse a hemorragias muy graduales que no producen otros síntomas, a la malabsorción de vitamina B12 (una vitamina necesaria para la formación de glóbulos rojos) o a la malabsorción de hierro (un mineral necesario para la formación de glóbulos rojos) debidas a una falta de ácido gástrico. En casos poco frecuentes, la persona vomita grandes cantidades de sangre (hematemesis) o evacúa heces de color negro alquitranado (melena). Cuando el adenocarcinoma está avanzado, el médico detectar una masa al palpar el abdomen.

Incluso en etapas iniciales, un adenocarcinoma pequeño puede diseminarse (metastatizar) a sitios distantes. La extensión del tumor puede causar aumento de tamaño del hígado, coloración amarilla de la piel y del blanco de los ojos (ictericia), acumulación de líquidos e hinchazón en la cavidad abdominal (ascitis) y nódulos linfáticos inflamados. La extensión del cáncer también puede afectar a los huesos, dando lugar a fracturas óseas.

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Gastrinoma

El gastrinoma es un tumor, generalmente localizado en el páncreas o duodeno (el primer segmento del intestino), que produce cantidades excesivas de la hormona gastrina, la cual estimula la secreción de ácido y enzimas del estómago, ocasionando úlceras pépticas.

  • Estos tumores se generan a partir de células pancreáticas que producen gastrina.
  • Los síntomas son similares a los causados por una úlcera péptica, incluyendo el dolor y la hemorragia.
  • El diagnóstico incluye análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por la imagen.
  • La tasa de supervivencia es alta si el tumor se elimina por completo.
  • El tratamiento incluye medicamentos para reducir la presencia de ácido en el estómago, y a veces cirugía y quimioterapia.

Los gastrinomas son un tipo de tumor endocrino pancreático. La mayoría de las personas con este trastorno tienen varios tumores agrupados en el páncreas o cerca de él, o en el duodeno. Alrededor de la mitad de los tumores son cancerosos. A veces, un gastrinoma aparece como parte de una neoplasia endocrina múltiple, un trastorno hereditario en el que los tumores se originan a partir de las células de varias glándulas endocrinas, como las células pancreáticas productoras de insulina.

Síntomas del gastrinoma

El exceso de gastrina secretada por el gastrinoma hace que el estómago produzca demasiado ácido. Esta sobreproducción de ácido puede provocar el síndrome de Zollinger-Ellison. En el síndrome de Zollinger-Ellison, los afectados presentan síntomas de úlceras pépticas agresivas (como dolor o hemorragia) en el estómago, el duodeno y en cualquier otra parte del intestino. Sin embargo, hasta el 25% de las personas con síndrome de Zollinger-Ellison no tienen úlcera cuando se realiza el diagnóstico. Puede producirse rotura, hemorragia y obstrucción intestinal, que pueden ser potencialmente mortales. Sin embargo, en más de la mitad de las personas con gastrinoma, los síntomas no son peores que los ocasionados por una úlcera gastroduodenal corriente. En el 25 al 40% de las personas, el primer síntoma es la diarrea debida a un exceso de producción de ácidos.

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Glucagonoma

El glucagonoma es un tumor pancreático que produce la hormona glucagón, la cual aumenta la concentración de azúcar (glucosa) en sangre y causa una erupción cutánea característica.

  • Estos tumores surgen de células pancreáticas que producen glucagón.
  • Los síntomas son similares a los causados por la diabetes, incluyendo la pérdida de peso y la micción excesiva.
  • El diagnóstico incluye análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por la imagen.
  • El tratamiento consiste en cirugía y, a veces, quimioterapia.

El glucagón es una hormona que, en condiciones normales, es secretada por el páncreas cuando los niveles de glucosa en sangre disminuyen. El glucagón actúa sobre el hígado para que descomponga los carbohidratos almacenados y aumente la glucosa sanguínea. Los glucagonomas son un tipo de tumor endocrino pancreático. En torno al 80% de los glucagonomas son cancerosos (malignos). Sin embargo, crecen lentamente, y muchas personas sobreviven 15 años o más tras el diagnóstico. La edad media a la que comienzan los síntomas es de 50 años. Alrededor del 80% de las personas afectadas por glucagonoma son mujeres. Pocas personas presentan neoplasia endocrina múltiple.

Síntomas del glucagonoma

La alta concentración de glucagón en sangre causa los mismos síntomas que la diabetes, como pérdida de peso y micción frecuente y excesiva. Además, el 90% de las personas presentan características muy distintivas como una erupción cutánea descamativa crónica de color marrón rojizo (llamada eritema necrótico migratorio) y una apariencia de la lengua lisa, brillante y anaranjada. También pueden aparecer grietas en las comisuras de la boca. La erupción, que causa descamación, comienza en la ingle y se extiende a las nalgas, los antebrazos, las manos, los pies y las piernas.