Los trastornos que afectan al aparato digestivo (gastrointestinal) se denominan trastornos digestivos. Algunos trastornos afectan simultáneamente varias partes del aparato digestivo, mientras que otros afectan solo a una parte o un órgano.
Algunos síntomas suelen sugerir un trastorno digestivo, como por ejemplo
¿Otros síntomas más generales, como el dolor abdominal (véase también Dolor abdominal crónico y recurrente), los gases (meteorismo o flatulencia), la inapetencia, el hipo y las náuseas pueden ser tanto síntomas de un trastorno de tipo digestivo como indicadores de trastornos de otro tipo. El dolor en el tórax o en la espalda por lo general sugiere otro tipo de trastorno, pero a veces está causado por un trastorno digestivo.
La palabra indigestión es un término impreciso que se emplea según cada persona para referirse a cosas diferentes. El término cubre una amplia variedad de síntomas, entre los que se incluyen dispepsia, náuseas y vómitos, regurgitación y sensación de tener un nudo en la garganta (sensación de globo).
La diarrea es un incremento en el volumen, la fluidez o la frecuencia de las deposiciones. La frecuencia de las deposiciones por sí sola no es la característica que define la diarrea. Algunas personas normalmente realizan de 3 a 5 deposiciones diarias. Las personas que ingieren grandes cantidades de fibra vegetal pueden producir más de 0,5 kg de heces al día, pero en estos casos las heces están bien formadas y no son líquidas. La diarrea generalmente va acompañada de gases, cólicos y urgencia para evacuar; si está causada por un microorganismo infeccioso o por una sustancia tóxica, aparecen además náuseas y vómitos.
La diarrea puede causar deshidratación y pérdida de electrólitos de la sangre, como sodio, potasio, magnesio, cloro y bicarbonato. Si se pierden grandes cantidades de líquido y electrólitos, se siente debilidad y la tensión arterial puede disminuir lo suficiente para causar desmayo (síncope), anomalías del ritmo cardíaco (arritmias) y otros trastornos graves. Este riesgo es más probable en los niños muy pequeños, en las personas de edad muy avanzada, debilitadas y con diarrea muy grave.
El estreñimiento consiste en deposiciones difíciles o poco frecuentes, heces duras o una sensación de que el recto no está completamente vacío después de una evacuación intestinal. El estreñimiento puede ser agudo o crónico. El estreñimiento agudo se inicia de forma repentina y manifiesta. El estreñimiento crónico puede comenzar de modo gradual y persistir durante meses o años. Muchas personas creen sufrir estreñimiento si no realizan una deposición diaria. Sin embargo, una frecuencia de una deposición diaria no es lo habitual para todas las personas. Es normal tener desde 1 a 3 evacuaciones por día hasta 2 a 3 evacuaciones por semana. El hecho de que el número de deposiciones sea reducido no necesariamente indica que exista un problema, a menos que haya cambios sustanciales del patrón previo. Lo mismo ocurre con el color, el tamaño y la consistencia de las heces. Se suele culpar al estreñimiento de muchos síntomas (como malestar abdominal, náuseas, cansancio e inapetencia), que son en realidad el resultado de otros trastornos (como el síndrome del intestino irritable o la depresión). No se debe esperar que todos los síntomas se alivien con una deposición diaria, y no se debe abusar de las medidas para ayudar a los hábitos intestinales, como laxantes y enemas. Sin embargo, existen maneras de aliviar los síntomas del estreñimiento sin causar daños, como por ejemplo comer más fruta, verdura, fibra y cereales. Puede consultarse una lista de los alimentos que afectan a la frecuencia de las deposiciones en la tabla Alimentos que suelen afectar a la funcionalidad gastrointestinal.
La hemorragia puede producirse en cualquier punto del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano. La sangre puede verse fácilmente a simple vista (hemorragia manifiesta) o bien puede estar presente en cantidades demasiado pequeñas para ser visibles (hemorragia oculta). La hemorragia oculta solo se detecta mediante un análisis de una muestra de heces con sustancias químicas especiales. La hematemesis se caracteriza por la presencia de sangre visible en el vómito (hematemesis), lo que indica que proviene del tubo digestivo alto, por lo general del esófago, estómago o la primera porción del intestino delgado. Cuando se vomita sangre, el vómito es de color rojo intenso si la hemorragia es activa y persistente. Por el contrario, la sangre vomitada puede tener la apariencia de posos de café. Es el resultado de un sangrado que se ha ralentizado o detenido, y la sangre tiene apariencia de poso de café porque ha sido parcialmente digerida por el ácido gástrico.
La regurgitación es la expulsión de comida procedente del esófago o del estómago sin que haya náuseas ni contracciones enérgicas de los músculos abdominales. La rumiación es la regurgitación sin causa física aparente. Un músculo en forma de anillo (esfínter) situado entre el estómago y el esófago contribuye a prevenir la regurgitación. La regurgitación de secreciones de sabor ácido o amargo puede estar causada por el ácido procedente del estómago. La regurgitación de líquido insípido que contiene moco o comida no digerida puede deberse a un estrechamiento (estenosis) o a una obstrucción del esófago o bien puede tener su origen en una bolsa anormal en el esófago denominada divertículo de Zenker. La causa de la obstrucción puede ser una lesión del esófago por ácido, ingestión de sustancias cáusticas, cáncer de esófago o un control nervioso anormal que afecta a la coordinación entre el esófago y su esfínter a la entrada del estómago (acalasia).
Algunas personas también tienen dificultad para tragar (disfagia). En caso de disfagia, los alimentos y/o los líquidos no se desplazan con normalidad desde la garganta (faringe) hacia el estómago. Se tiene la sensación de que la comida o los líquidos se quedan atascados en el tubo que conecta la garganta con el estómago (esófago). La disfagia no debe confundirse con un nudo en la garganta (sensación de globo), en la que se nota como si se tuviera un nudo en la garganta, pero sin dificultad para tragar.